jueves, 11 de noviembre de 2010

Miro


Miro

Puedo atravesar la ciudad con mis ojos.

Llego justo cuando suspirás.

Y te preguntas que hacer con tanto dolor.

Te internas en ese laberinto de cosas ajenas, viejas y polvorientas y no te das permiso más que el alcohol y las pastillas recetadas.

No te das permiso para dejarlo todo atras y olvidas tus ojos y tu sonrisa y nos negas tu placer, tu caricia.

Solo pequeños despertares, imperceptibles señales de una luz que intenta abrazarte.

20/2/10

Parálisis


Parálisis.

Explosiones en la mente y una ansiedad de devorar el próximo instante.

Inquietud, palpitaciones.

Disgusto con los ritmos, con esa estructura tramposa y falsa.

Mediocridad y conformismo en envases atractivos, publicidad sobredimensionada y un engaño fagocitándolo todo.

Ira rabiosa, alergias por no poder llamar a cada cosa por su nombre.

Garabateando de madrugada las somnolencias que permiten un día agotador, lleno de vacuidades, de vanidades, de falsedades.

Resignación empujada por los estereotipos, jaulas de una convención perversa que bebemos a disgusto, amargamente, lagrimeando con la angustia silenciadora de la opresión generalizada.

Somníferos, opiáceos, acudiendo al rescate. Negación forzada de un paisaje atroz que va cubriéndonos y paralizándonos.

Cayendo en el sueño desesperanzado, conocedores de un mañana de idéntica oscuridad.

Distrayéndonos en un poema, en una imagen, una gota de aire o de luz.