Miro
Puedo atravesar la ciudad con mis ojos.
Llego justo cuando suspirás.
Y te preguntas que hacer con tanto dolor.
Te internas en ese laberinto de cosas ajenas, viejas y polvorientas y no te das permiso más que el alcohol y las pastillas recetadas.
No te das permiso para dejarlo todo atras y olvidas tus ojos y tu sonrisa y nos negas tu placer, tu caricia.
Solo pequeños despertares, imperceptibles señales de una luz que intenta abrazarte.
20/2/10
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