Todas
mis palabras
intentan
un mismo signo,
desolada
por el papel
me
desaliento; me precipito.
La tinta
dibuja en mi mente
pero no
en mi mano.
Se
esconde en las grietas de mi cerebro.
Y las
ideas se escurren
y se
diluyen en alegorías infames,
en
metáforas afortunadas,
en
versos irreverentes.
Si el
juicio se detiene en el valor de un intento;
puedo
omitir el fracaso,
pero
cada engendro abortado
me
sepulta en la agonía
de una
muerte infinita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario